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keyboard in mutis

Por la cresta.
Han pasado tres días, y aunque la comida es buena, el hambre de escribir me mata. Con los lápices grafito desaparecidos hace más de cinco años, el asunto se hace grave.

Los guardias miran por el borde de la ventana una vez cada hora. Escribir en las paredes no es una opción.

Por suerte encontré/me robé este neotop. Parece lo suficientemente compacto para esconderlo de las revisiones diarias, y es lo correctamente cómodo como para escribir lo que me queda de consciencia. O de lucidez.

O de hambre.
Esa hambre que se sacia a medias, porque las teclas ya no suenan.

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